LLIBERTAT

?Soy un espécimen biológico, clasificado con un código secreto llamado: NIS 7308500001. Un día, hace muchos lustros, me arrebataron la libertad en nombre de una ley fascista. Luego me arrebataron el nombre, me metieron dentro de un paréntesis temporal, en un Espacio hermético, hostil, diseñado para castigar…el tiempo se paró para mi, el día que aquellos mercenarios con licencia para matar, me detuvieron, torturaron y me trasladaron a una especie de macro-almacén de máquinas y trastos averiados. Me ubicaron en un rectángulo de cemento frío e indolente en cuyas paredes, el moho y los hongos proliferaban por el frío y la humedad. Mis enseres metálicos, empotrados en suelos y paredes, llenos de óxido. Rodeado de hierros, alambradas, ojos electrónicos, decidí construirme un perímetro de intimidad ficticio, para no escuchar a las otras máquinas ni ver lo insoportable.
Por las noches, cuando el cielo está despejado, veo una porción del universo por cuadrículas, ya que las rejas actúan a modo de sectores tridimensionales, que hasta en mis pesadillas aparecen los ruidos metálicos, los alaridos, gritos y…las rejas.
Me dejan salir a un patio de cemento, rodeado de alambradas y atalayas con francotiradores, ansiosos por apretar el gatillo, deambulo buscando por el gris cemento una piedra que destaque, para mi colección. No estoy sólo, sigo colgado de una nube donde trasciendo metafísicamente y me evado de este siniestro lugar, así me río de mis carceleros, porque soy libre de pensar, hablar y decidir, aunque cueste algunos porrazos y aislamiento, pero resisto y me río, sarcásticamente.
Estoy sometido a normas represivas, coactivas, kafkaianas, no puedo decidir ni planificar mis actos, pero aún así, tampoco respeto sus normas, me han etiquetado con el rotulo INADAPTADO AL SISTEMA. A veces pienso que la gente que me rodea, que se han adaptado, sometido, que han claudicado y ya no son personas, solo ruedecillas de un gran engranaje que hace funcionar a la enorme maquinaria represora, yo no encajo por eso intentan anularme con una sucia guerra psicológica…pero no podrían, son oligofrénicos, brutos y chabacanos, verdugos y destripaterrones, y saben que jamás aceptaré una orden, soy libre por muchas cadenas, rejas, candados, esposas y muros que pongan en la sociedad ¿libre? Y esta subcultura. Ya no me afecta el ocio nihilista, me faltan horas para dedicarlas a mis estudios, ordenador, lectura, escribir. Se piensan que estoy enajenado, porque vivo aislado del resto de autómatas programados que por unas migajas y supuestos beneficios han vendido su dignidad al Sistema.
Por si no os habéis dado cuenta aún, os estoy describiendo una cárcel, donde llevo 30 años, porque decidí ser libertario, expropié unos bancos y saboteé unas cuantas empresas fascistas, sé que soy minúsculo, frágil y efímero…pero la razón y la verdad, la honestidad, solidaridad e igualdad, las tengo tan incrustadas en mis principios, que son el acicate y la energía que me mantiene vivo.
No sé si algún día me devolverán la libertad física, pero aunque muera preso ¡jamás! me rendiré y llevaré mis ideas y principios hasta la tumba.[…]

HASTA LA MUERTE GRITARÉ LIBERTAD
IGUALDAD Y SOLIDARIDAD
José Martín Rufete